Cómo la impunidad se esconde en la técnica
Sebastián Villa, actual delantero de Boca Juniors, fue denunciado por presunto abuso sexual, violencia de género y tentativa de femicidio. A diferencia de Adriana Bravo, vicepresidenta tercera del club, quien presentó su renuncia, el vicepresidente de Boca e ídolo del club, Juan Román Riquelme, destaca la habilidad futbolística de Villa y agrega: “lo que pase fuera de la cancha es otro tema”.
Ahora bien, ¿cómo se logra la igualdad de género, si ésta, como principio, no se incluye en un representante de nuestra cultura nacional como es el fútbol? ¿Es realmente “otro tema”?
Quizá se acerque un poco al debate sobre el autor y su obra. ¿Definen las características personales del autor el valor de su obra? Objetivamente hablando, no. El problema no es valorar las enormes habilidades técnicas de Villa. El problema está en ignorar las implicancias culturales que tienen esas valoraciones a través de medios públicos y masivos, y agregándole condimentos como el ser “ídolo” y referente.
Del juicio técnico se pasa inmediatamente a una valoración sociocultural beneficiosa para el habilidoso. Nuestra sociedad no está dispuesta siquiera a poner en stand-by el aplauso. Mientras tanto, las imágenes que seguimos entregándole a la sociedad son las de la impunidad y la revictimización de la mujer.
Sus defensores sostienen que Villa como jugador debe diferenciarse de Villa como persona pero, ¿es realmente lo que quieren diferenciar entre técnica y moralidad? ¿O es solamente una excusa para seguir masificando figuras que demuestran lo poco que importa una denuncia de violencia de género?
Por otro lado, ¿qué tan posible es generar una sociedad igualitaria si ésta no se hace presente en todos los espacios sociales, y, sobre todo, en uno tan importante en nuestro país como es el fútbol?
Por Morena Bao - Estudiante de Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica Argentina.
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